Sánchez abre en el Congreso el debate sobre la regeneración y el PP le pide la dimisión
El presidente, que ha ceñido sus anuncios a lo previsto en una directiva europea, promete 100 millones de euros de ayudas al sector pero exige más transparencia
Pedro Sánchez se encontró con el muro de la oposición al plan de regeneración prometido hace casi tres meses, que finalmente esbozó en el Congreso sin muchos detalles y centrado en el reglamento sobre medios pactado en la UE, que es de obligado cumplimiento. El presidente ofreció las líneas generales y trató de convencer no solo a sus socios de investidura, que mostraron reticencias y pidieron más valentía, sino también al PP. El argumento del presidente es que las líneas maestras de este plan, sobre todo las que afectan a los medios para luchar contra los bulos y la desinformación, fueron aprobadas en la UE con el apoyo de socialistas y populares. Pero fue inútil. Alberto Núñez Feijóo salió desde el primer momento con un tono muy duro y pidió la dimisión del presidente por la imputación de su esposa, Begoña Gómez, en un caso en el que dos informes de la Guardia Civil insisten en descartar que haya delitos.
Después de la brevísima tregua del pacto para el Consejo General del Poder Judicial, que aún no se ha terminado de votar en el Congreso, la política española parece haber vuelto a la dinámica habitual y tanto el PP como Vox eludieron entrar a debatir las propuestas que planteaba Sánchez y le contestaron acusándolo de querer censurar a la prensa. El presidente entró además de lleno en el debate con Vox sobre inmigración, en el que trató de demostrar con datos que no solo es necesaria, sino que, lejos de ser un problema, “es una fuente de riqueza”. Un discurso en positivo sobre la inmigración que es bastante novedoso y trata de luchar contra la ola contra la inmigración que arrasa todo el mundo occidental, no solo Europa sino también EE UU, y que empieza a entrar también en España de la mano de Vox pero también en ocasiones del PP, que ha endurecido su discurso en este asunto para evitar que la ultraderecha le coma el terreno.
Sánchez dice que es una “gran noticia” que Vox haya salido de los gobiernos autonómicos, pero exige a Feijóo que demuestre que la ruptura es real derogando algunas medidas polémicas pactadas con Vox como las llamadas leyes de concordia que han sido criticadas incluso por relatores de la ONU. El presidente sigue así asociando al PP y Vox pese a su ruptura parcial, porque siguen gobernando en más de 100 ayuntamientos. Pero Feijóo no quería entrar ahí, ni se centró en el choque con Abascal, que sí le buscó en varias ocasiones. Su objetivo, desde el primer momento del debate, era devolver al primer plano el caso de Begoña Gómez y reactivar el antisanchismo que sigue siendo, según el PP, el principal combustible de movilización de la derecha española y el que le ha llevado a ganar las europeas al PSOE por cuatro puntos. El ataque fue durísimo, Feijóo acusó a Sánchez de “querer imponer una pseudodemocracia” y despreció su plan de regeneración como “el mayor ataque a la libertad de información de la democracia”. El presidente tenía preparada para la réplica una lista de datos sobre las acusaciones de manipulación informativa y de presión sobre los medios públicos que tuvo Feijóo durante sus años al frente de la Xunta de Galicia.
El larguísimo cruce parlamentario, como es habitual en este formato de comparecencia con varios temas, se acabó convirtiendo en un minidebate del estado de la nación en el que cada grupo sacó sus asuntos favoritos. Pero el eje central era la regeneración democrática que planteaba Sánchez. El asunto es tan delicado, porque afecta a derechos constitucionales como la libertad de información, que Sánchez se ha esforzado en remarcar que el corazón de su plan es la normativa europea. Consciente de que la oposición se mostraría muy crítica, el presidente ha presentado su plan con una gran defensa del periodismo, del derecho a la información veraz y de la crítica. “El problema no es la crítica, sino la mentira”, ha insistido en varias ocasiones. La normativa europea consiste, básicamente, en obligar a todos los medios a publicar con detalle quiénes son sus propietarios, y a todos los gobiernos, tanto el nacional como los autonómicos o locales, a publicar con detalle cómo gastan el dinero público en publicidad institucional en esos medios. “Los ciudadanos deben conocer la financiación de los medios para evitar fraudes en la inversión publicitaria mediante el uso de bots. Para que no haya medios que tengan más financiación que lectores y que no haya partidos que compren líneas editoriales con el dinero de todos los contribuyentes”, ha dicho.
Es la parte más clara de un paquete de regeneración que tiene otros apuntes y ahora empezará a ser negociado con los socios del Ejecutivo, aunque de momento es solo un esbozo con muchas preguntas por responder. Después de lanzar un discurso de respeto al periodismo en el que reclamaba que los propios informadores deberían ser los más interesados en diferenciarse de los “pseudomedios” especializados en difundir bulos, Sánchez anunció un paquete de ayudas de 100 millones de euros “para la digitalización de la prensa”, algo que inmediatamente la afearon tanto el PP como Vox. “La prensa está digitalizada hace años, usted lo que quiere es comprarla”, resumió Santiago Abascal.
“El reglamento pactado en la UE defiende la transparencia, la independencia y el pluralismo. Reclama revelar la propiedad de todos los medios y también la propiedad extranjera. En su artículo 6 exige publicar el importe anual de ingresos públicos y de ingresos de otros países. En su artículo 24 exige que las mediciones de audiencia cumplan los principios de transparencia. En el 25.2 plantea que las autoridades harán públicas la información sobre su gasto público en publicidad estatal. Esto es evolucionar. Esto lo hemos votado todos, también el PP”, resumió Sánchez.
Mientras el PP y Vox lo acusaban de anunciar ahora todo este plan de regeneración solo porque su esposa, Begoña Gómez, ha sido imputada por tráfico de influencias, Sánchez insistía en que el Gobierno del PSOE y Sumar lo que pretende es defender la democracia, que, según su visión, está en peligro en todo el mundo por los bulos, las mentiras y la desinformación. Para demostrarlo ofreció algunos datos, mientras las bancadas de la derecha se revolvían indignadas. “El 90% de los españoles se ven expuestos a noticias falsas de manera recurrente. Al 86% les cuesta distinguirlas. Los bulos se comparten un 70% más rápido en las redes. Por eso el 18% de los españoles cree que nuestra economía está en crisis cuando es una de las más prósperas. El 34% de los ciudadanos teme que alguien ocupe su casa cuando este problema afecta a menos del 0,06% de las viviendas. Los bulos hacen que la gente crea que el número de inmigrantes es el doble que el real, que vacunar a los niños es malo o que el cambio climático no es fruto de la acción humana. Los enemigos de la democracia están usando las fake news para destruir grandes consensos”, aseguró el presidente. “El mayor bulo de España es usted”, le espetó Feijóo.
Sánchez explicó que ahora iniciará una ronda con todos los grupos para desarrollar estos temas y otros que anunció, como una mayor transparencia del Gobierno o los cambios pactados con Sumar para garantizar una mayor libertad de expresión, lo que supondrá eliminar del Código Penal delitos contra la Corona o contra los sentimientos religiosos, y también cambios que no explicó en las leyes del derecho al honor y la rectificación o una reforma de la ley electoral para hacer obligatorios los debates. Pero, además, revistió todo de una pátina europea para recordar que este es un asunto que no solo preocupa en España sino en todo el mundo. “La UE nos pide que tomemos medidas para proteger la libertad, la transparencia. Alemania, Finlandia y Austria ya están tomando medidas en este sentido y esta tarde participaré en el Reino Unido en una reunión sobre este tema con una veintena de líderes europeos”, dijo.
“La democracia ha tardado milenios en imponerse. Y tiene el derecho y la obligación de defenderse, no de las ideas distintas, pero sí de las mentiras, de la desinformación, de los bulos”, clamó el presidente. Frente a una oposición que le califica de autócrata, Sánchez defiende lo contrario: “Este Gobierno no teme al escrutinio ni a la crítica. Sabemos que cometemos errores y es necesario que haya voces que lo señalen. Nos gusta que todo el mundo pueda expresar su opinión. A las izquierdas la libertad y la pluralidad de pareceres nos gusta, hemos luchado mucho por ellas mientras otras fuerzas políticas se encontraban muy cómodas en su ausencia. El problema no es la discrepancia o la critica. Es la mentira”, remató Sánchez. En teoría era el día de la regeneración, que era la novedad, pero el debate giró rápidamente hacia donde siempre: la oposición montada sobre el antisanchismo sin cuartel y el presidente buscando apoyos en sus socios y atacando muy duro al PP, lo que muestra que el pacto del Poder Judicial fue un mero parón, pero la línea central de la legislatura no tiene visos de cambio.
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