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Las fundadoras de Clima Bar: “El cambio climático tiene la peor campaña de marketing de la historia”

Carmen Huidobro y Belén Hinojar divulgan en redes sociales la importancia del cambio climático desde un bar de Malasaña con una cerveza en la mano y con una gran capacidad de conectar con un público joven

Carmen Huidobro y Belen Hinojar Clima Bar
Belén Hinojar y Carmen Huidobro, creadoras de Clima Bar.Cortesía de Clima Bar
Lucía Franco

Nada más español que intentar salvar al mundo desde un bar con cerveza en mano. Es precisamente esto lo que hacen Carmen Huidobro y Belén Hinojar, madrileñas de 29 años, desde su cuenta de Instagram llamada Clima Bar, que ya suma más de 83.000 seguidores. Han tenido su propia sección en la televisión, han salido en la radio y han escrito un libro, todo sobre el mismo tema: divulgan la ciencia del cambio climático. “Somos mujeres 360, como Paquita Salas”, dicen entre risas. Ahora quisieran hacer un documental. “Nos lo imaginamos como una combinación entre la serie de Georgina y la crisis climática”, dice Hinojar, que trabaja como creativa independiente.

Todo comenzó hace cuatro años, durante el confinamiento de la covid 19, cuando Huidobro, que trabaja en comunicación climática, aburrida en su casa y encerrada, llamó a su amiga y le dijo que deberían hacer un proyecto juntas. Parecía simple: aterrizar el problema del cambio climático para que todo el mundo pudiera entender la importancia de lo que está pasando, pero con una cerveza en la mano y buen humor. “Todo el mundo sabe quién es el nuevo novio de Rosalía, pero no lo que está pasando con el planeta. Esto tiene que cambiar”, explica Hinojar. Ahí, entre las dos, dieron a luz una nueva forma de concienciar a la gente sobre la emergencia planetaria: Clima Bar.

“Somos amigas del colegio, llevamos 26 años compartiendo la vida y nos dimos cuenta de que se nos da muy bien trabajar juntas. Aunque al comienzo no podíamos ni vernos para grabar por la pandemia”, dice Huidobro, que recuerda esos primeros vídeos en donde al comienzo salía ella sola y en el texto Hinojar comentaba.

La idea de hacerlo en un bar responde a que querían conectar con todo tipo de público. “Que se sintiera muy natural, muy español, y no hay nada más español que querer arreglar el mundo con tus amigas con una cerveza en la mano”, explican.

La experiencia durante estos cuatro años ha sido buena. “Hemos podido ver que cuando las cosas se cuentan de una forma distinta, entretenida y positiva, a la gente le llega”, dice Huidobro. A diario reciben mensajes de desconocidos contándoles que han dejado la carne, se han pasado al champú en barra y hasta que han comprado ropa de segunda mano para demostrar que ellos también están comprometidos con el planeta. “Creo que nuestros vídeos motivan a la gente a querer aportar su granito de arena”, dice Hinojar.

“Las emisiones, como el perreo: hasta el suelo”, su lema

Huidobro e Hinojar quedan sagradamente cada dos semanas en un bar llamado Angelita, en el madrileño barrio de Malasaña, para grabar vídeos de un minuto. Sin embargo, el trabajo duro lo hacen antes de encender la cámara. “Lo más difícil es leer todos los informes científicos y buscar la manera de traducirlos para que todo el mundo pueda entenderlos”, dice Huidobro. Todo este trabajo lo hacen en su tiempo libre, como una especie de hobby.

Es convertir algo complejo en algo simple. “Estamos compitiendo con vídeos de gatitos en Instagram”, dicen, y justo por eso han sido criticadas por los propios ecologistas. “Dicen que simplificamos demasiado las cosas, pero es que nuestro objetivo no es llegar a la gente que ya entiende el problema de la crisis climática, sino hablar como lo haría con mis colegas de algo que no saben”, dice Hinojar.

Además, cuenta que han tenido muchos detractores ecologistas, y cree que en el fondo lo que les molestaba es que fueran dos mujeres jóvenes las que estuvieran haciendo divulgación de la crisis climática. “El cambio climático tiene la peor campaña de marketing de la historia. La gente no cree en él”, asegura Huidobro.

“No a todo el mundo le importa que el oso polar se extinga o que desaparezca un cactus al otro lado del mundo. Sin embargo, si les dices que ya no van a poder ir a veranear a Menorca o que va a aumentar el precio de la cerveza por el calentamiento global, ahí es más probable que nos pongan atención”, asegura Hinojar, que cree que la mejor forma de combatir el cambio climático, además de contar el problema, es dar soluciones fáciles como comprar marcas de segunda mano o darles a probar comida vegana.

Son conscientes de que la mejor forma de comunicar el problema es adaptando el mensaje a la persona. “Yo llevaba años hablándole a mi abuela del cambio climático, y ella siempre me decía que eso era una estafa. No fue hasta hace poco, que el Papa Francisco dijo que era importante cuidar el planeta, que ella se declaró fan de la ecología”, cuenta Hinojar, casi indignada por verse superada de esta manera por el Sumo Pontífice.

El fin de Clima Bar

Cuando se les pregunta por el futuro, a estas madrileñas lo que más les gustaría es que Clima Bar dejara de existir porque eso significaría que la crisis climática ya no es un problema. “No esperamos nada del proyecto, porque para nosotros es algo muy divertido de hacer. Aunque nos siguiera menos gente”, dice Huidobro.

Desde Clima Bar, estas activistas imperfectas, como ellas mismas se describen, hacen pequeñas acciones en favor del planeta. “Intento consumir lo menos posible, votar bien cada cuatro años y soy vegetariana, pero sobre todo doy mucho la turra con la crisis climática”, dice Hinojar. En el caso de Huidobro, es vegana, recicla, compra ropa de segunda mano e intenta comprar lo menos posible. “Se necesitan más activistas imperfectos. Cada uno hace lo que tiene a su alcance”, dice.

Para ellas, las experiencias que han podido vivir en estos cuatro años con Clima Bar han sido muy gratificantes. “La acogida ha sido muy positiva”, dicen. Aunque Hinojar asegura que cuanto más aprende, más miedos le aparecen. “Me vuela la cabeza que las grandes empresas petroleras sean conscientes del daño que le están haciendo al planeta y nadie haga nada”, dice.

A Huidobro lo que más alegría le ha dado estos años fue ir a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y constatar que no son ellas las únicas que están hablando del tema. “Ver tanta gente de tantos países luchando por la misma causa y hasta jugándose la vida por ella nos dio mucha fuerza para seguir”, confiesa.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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