Un pueblo que busca elevarse por encima de su propia plaza
Chinchón, con los 234 balcones de madera de su plaza Mayor, y el cercano Colmenar de Oreja, donde se ubica el museo de Ulpiano Checa, se apoyan en el parador, un convento del siglo XVII, para demostrar que no basta con ir a pasar el día para conocer los ajos finos, la historia y la arquitectura de la cuenca del Tajo-Jarama
El lugar de Gran Canaria en el que nadie se acuerda del mar
La caldera de Tejeda, en el centro de la isla, ofrece una alternativa al turismo de sol y playa apoyada en productos locales, pueblos escarpados en la montaña y el parador de Cruz de Tejeda, desde donde parten rutas de senderismo interpretativo que recorren esta zona volcánica
Donde esperan los habitantes que dan color al Mediterráneo
Enclavado en el parque natural de la Albufera, el parador de El Saler ejerce como un centro de interpretación de este humedal en el que habitan 300 especies de aves, por donde dar un paseo en barca para ver la puesta de sol y punto referencial de la paella, un plato donde cabe todo un paisaje
El litoral que reluce cuando se vuelve gris
Esta región del noroeste de Galicia se apoya en un luminoso parador construido en terrazas para captar visitantes que quieran acercarse a ese mar bravo y caprichoso que la domina a través de una visita a una lonja, un paseo a caballo por la playa y una excursión a un punto fatídico de naufragios
Todas las formas de patearse la Rioja Alta en otoño
Esta comarca vinícola recibe a andarines de ciudad entusiasmados por el claustro de una abadía cisterciense, a senderistas sorprendidos por los bosques de la sierra de la Demanda y a quienes hacen el Camino. Escojan la ruta que escojan, todas confluyen en Santo Domingo de la Calzada, en cuyo centro histórico sobresalen dos paradores: uno, un antiguo hospital de peregrinos del siglo XII y otro, un convento del XVI
En la vertiente mediterránea de Cantabria
Esta comarca interior se apoya en un teleférico que sube hasta los 1.823 metros en Picos de Europa y en el parador de Fuente Dé, ubicados donde termina una carretera de montaña, para atraer a amantes de los coches clásicos, peregrinos movidos por el Año Jubilar Lebaniego con ganas de caminar bajo el fino sol del otoño y aventureros que se asoman a la escalada en vías ferratas
Los mil colores de La Vall d’Aran que la nieve siempre oculta
Esta comarca leridana situada en los Pirineos atrae visitantes en otoño sustentada por su arte románico, salidas a pie y en bicicleta eléctrica cuando aún el hielo no se ha apoderado del camino, y dos paradores, el de Arties y el de Vielha, que ofrecen alojamiento todo el año
La sierra de Cazorla para un final de verano
Esta región montañosa de Jaén compite con el litoral apoyada en rutas de senderismo, una fauna vistosa, una iglesia obra de Andrés de Vandelvira y un entorno apacible representado en el parador, desde donde arrancar a andar y terminar para cenar y descansar sin el bullicio de la costa
Un verano en la imponente y desconocida Montaña Palentina
Esta región, poco visitada pese a su belleza natural, se apoya en el arte románico y en el parador de Cervera de Pisuerga, que cuenta con un balcón al embalse de Ruesga y a picos que alcanzan los 2.500 metros, para captar a senderistas y viajeros que huyen del calor
De secreto mejor guardado a paraíso recuperado
Si alguien quiere pisar la montaña más antigua de la península Ibérica tiene que ir a Guadalupe. También si quiere ver espléndidos bosques atlánticos y un cielo límpido por el que pasear por las estrellas. Junto a su monasterio, este pueblo mezcla aventura, ciencia e historia con su parador como vértice desde el que conocerlo todo
Los otros colores de la vida en la llanura manchega
Este vivo pueblo conocido por su festival de teatro ofrece más razones para visitarlo: un sorprendente paisaje donde el rojo del suelo contrasta con los campos de olivos y de pistachos y un monasterio convertido en parador en el que ver arte y ver pasar el tiempo
Oriente de Asturias, una primavera como las de antes
Alrededor del parador de Cangas de Onís, un monasterio benedictino a orillas del Sella, se organizan actividades y excursiones para descubrir cómo vivían y viven los habitantes del lugar. Una forma apasionante y respetuosa de hacer turismo en una zona dominada por la montaña
Cómo perderse en Sos del Rey Católico (y conseguirlo de verdad)
Este pueblo medieval de Zaragoza, con calles y edificios armoniosos de piedra, con un patrimonio muy bien conservado y con un parador convertido en una locomotora que tira del resto, atrae tanto a sus visitantes que algunos de ellos se convierten en vecinos
Santo Estevo, el monasterio al que todos le tienen fe
Este edificio desacralizado del siglo X ha transformado la Ribeira Sacra. En ella ya había bodegas, paseos en barco, miradores al cañón del Sil y rutas de senderismo. Cuando este monumento se convirtió en parador en 2004, todo lo anterior fue a más y a mejor
La Calahorra de siempre, más viva que nunca
Esta ciudad fértil de La Rioja Oriental se apoya en una excelente huerta, en su pasado romano y en las actividades socioculturales que suceden en la comarca para, con la ayuda del parador, dejar de ser solo una zona de paso o de negocios y convertirse en un lugar de visita
La Palma saca lustre al volcán
Esta isla salvaje y frondosa, verde y negra, se apoya en su belleza natural de siempre; en la de ahora, representada en Tajogaite, y en el impulso del parador para recuperar el turismo, tan necesario como el plátano para la supervivencia de los palmeros
Huelva, el verano infinito comienza en otoño
La costa onubense, con sus largas playas de arena fina y dorada, recibe desde septiembre al visitante que busca estar y disfrutar, con el parador de Mazagón como refugio, y al que no quiere parar, con Doñana como espacio natural exclusivo y La Rábida, el origen del viaje que cambió el mundo en 1492
Lorca, en la ciudad al margen
Este municipio murciano, que se extiende desde el valle del Guadalentín hasta la costa, se apoya en su arquitectura barroca civil, en la sinagoga del siglo XV y en el parador levantado donde se ubica su castillo para sorprender a esos visitantes que quieren salirse del circuito turístico convencional
El Pirineo oscense, para entrar a vivir
En el norte de Sobrarbe, donde se despliega el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se ubica al final de una carretera el parador de Bielsa, punto y aparte e inicio de otra vida, la que marca una mole calcárea de 3.355 metros que primero sobrecoge y luego acoge a visitantes en busca de una calma activa
Olite revive el Medievo para asentarse en el futuro
Un castillo del siglo XV y un parador ubicado en un palacio del siglo XIII son los cimientos de este pueblo navarro vinícola y con una gran afición al teatro clásico, que embarca al visitante en una aventura gastronómica, histórica y de convivencia vecinal