En la zona cero de Ozempic
Hace un año, la farmacéutica danesa Novo Nordisk se convirtió en la empresa más valiosa de la Bolsa europea. Su éxito se llama Ozempic y Wegovy, dos medicamentos que, gracias a la molécula de la semaglutida, han revolucionado el tratamiento de la obesidad. Entramos al laboratorio desde el que se exporta al resto del mundo
Un edificio blanco, inspirado en la molécula de la insulina, guarda los secretos de las últimas estrellas del rock de la industria farmacéutica: Ozempic y Wegovy (la versión indicada para tratar la obesidad que acaba de ser aprobada en Europa). Ambas moléculas llevan meses en la lista de medicamentos “escasos” de la estadounidense FDA (Food and Drug Administration), y en España Ozempic aparece en la de fármacos con problemas de suministro de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Las plumas azul celeste recargadas con un principio activo casi milagroso se han convertido en objeto de deseo para millones de personas que por primera vez consiguen tener algo de control sobre su peso sin sufrir demasiado y con unos efectos secundarios —náuseas y molestias digestivas son los más frecuentes— que parecen compensarlos. “Por primera vez, un fármaco coincide con las expectativas de pérdida de peso que tiene el paciente”, resume Marcus Schindler, director científico de Novo Nordisk, la compañía farmacéutica que en 2017 consiguió la aprobación de la FDA para una inyección que supuestamente solo estaba diseñada para tratar la diabetes tipo 2.
No se sabe bien cómo empezó la gente a usar Ozempic para adelgazar, pero funcionaba como un tiro y la noticia corrió como la pólvora. De las consultas de los endocrinólogos a las redes sociales, de las clínicas de lujo a las alfombras rojas. Elon Musk dijo que lo usaba y en los últimos Oscar Jimmy Kimmel hizo un chiste sobre lo bien que lucían todos y se preguntó si él no debía considerar también inyectarse Ozempic. En 2021 Novo Nordisk mostró los primeros datos que evidenciaban que su fármaco para la diabetes en una dosis semanal conseguía reducir hasta el 15% del peso corporal en personas obesas.
La inesperada fama global de Ozempic cogió por sorpresa a los directivos de la farmacéutica danesa, que ha estado a punto de morir de éxito. “La continua aceleración de la demanda nos sorprendió y ha producido escasez al mismo tiempo en varios países”, reconoce Camilla Sylvest, vicepresidenta ejecutiva para la estrategia comercial de Novo Nordisk.
Hay frustración entre los que han empezado con la inyección semanal de Ozempic, han conseguido perder peso y luego han tenido que suspender el tratamiento por la inestabilidad de los suministros, y también entre los muchos pacientes diabéticos que usaban Ozempic para controlar la glucosa y han tenido que cambiar a otras opciones porque su fármaco de cabecera cotiza al alza en el mercado negro y se ha convertido en una estrella de TikTok, con vídeos de hasta 1.000 millones de visitas de gente documentando su pérdida de peso.
La pluma azul inyectable catapultó a la modesta farmacéutica danesa, que desde entonces intenta estar a la altura. En medio del vértigo en el verano de 2023, Novo Nordisk se convirtió en la compañía más valiosa de la Bolsa europea (565.000 millones de euros), eclipsando al emporio del lujo LVMH. El año pasado, cuando la farmacéutica celebró su centenario, el CEO Lars Fruergaard Jørgensen reconoció entre orgulloso y asombrado: “Nadie, ningún analista de dentro o de fuera de la industria, fue capaz de pronosticar que una empresa de 100 años fuera a crecer un 30%”. La expansión de Novo Nordisk ha sido la responsable de todo el crecimiento económico de Dinamarca en 2023, según The Economist.
Entramos en la zona cero de Ozempic, en Bagsværd, en las afueras de Copenhague. En el moderno edificio, una escalera en espiral conduce a un gran atrio donde confluyen varios despachos de cristal que dejan ver lo que se cuece del lado ejecutivo. Empieza el día y ya hay varias reuniones en marcha. En el centro de cada despacho hay una mesa con fruta fresca, omnipresente en todas las oficinas donde entraremos. Nada de patatas, gominolas u otras materias masticables, grasas y azucaradas destinadas a matar la ansiedad y el aburrimiento propios de los meetings de primera hora. Tampoco parece que se usen mucho los ascensores, las escaleras tienen un alto índice de ocupación. El metabolismo de los empleados es aquí una cuestión corporativa. La semaglutida, el principio activo de Ozempic y Wegovy, es quizá la estructura molecular más deseada y copiada de la industria, así que firmamos varios acuerdos de confidencialidad y empezamos a escuchar frases esquivas como “no podemos dar cifras específicas” o “por razones de seguridad solo veremos el proceso de embalaje, pero no la textura o el aspecto de la semaglutida”.
Es la joya de la corona. Novo Nordisk ha conseguido crear una versión sintética de la hormona péptido glucagón-1 (GLP-1) que secretamos de forma natural y que, entre otras funciones, ayuda a regular la glucosa en sangre e interviene en la sensación de saciedad y el vaciado gástrico. Suele degradarse a los pocos minutos de empezar a circular por los intestinos. La patente desarrollada por la compañía danesa imita a la hormona humana, ayuda a regular los ataques de hambre y consigue que nos sintamos saciados comiendo porciones más pequeñas. Pertenece a la familia conocida como receptores agonistas de la GLP-1, un tipo de fármacos que los médicos creen que cambiará el paradigma de la obesidad.
La semaglutida funciona. El último de los ensayos clínicos realizado en 18.000 adultos obesos sin diabetes se publicó en mayo en la revista Nature, y demostró que los que habían tomado la medicación durante cuatro años habían perdido, de media, el 10% de su peso corporal.
Cuando Schindler entró en la empresa, los investigadores llevaban más de 20 años estudiando el mecanismo de acción de la hormona GLP-1. Le pregunto si los efectos potentes de la semaglutida sobre la pérdida de peso corporal se descubrieron por suerte y azar. “Desde los primeros estudios con ratones sabíamos que el fármaco disminuía la ingesta de comida y al menos un 10% del peso. La sorpresa, si es que la podemos llamar así, fue descubrir que el resultado se replicaba en humanos y cuánto peso se podía llegar a perder —hasta un 15% del peso corporal según los últimos ensayos clínicos—, pero que funcionaría para la obesidad lo supimos siempre porque era la confirmación de muchas hipótesis científicas que ya existían”. Schindler, que lidia con la novedad de haberse convertido en tiempo récord en un científico celebrity, llevaba más de 20 años investigando la obesidad cuando se incorporó a Novo Nordisk y recuerda que a inicios de la primera década de 2000 era una utopía pensar en una molécula capaz de reducir el peso corporal entre un 15% y un 20%.
El ensayo clínico publicado en Nature en mayo también describe los efectos secundarios más frecuentes que aumentan según van subiendo las dosis de Ozempic. A saber: molestias gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarreas, estreñimiento, reflujo ácido y dolor de estómago. Muchos médicos también han observado que la pérdida rápida de peso con estos medicamentos no discrimina entre grasa y músculo, y puede ser peligroso, sobre todo para las personas mayores.
Schindler insiste en que los fármacos sean usados para lo que han sido aprobados —Ozempic para la diabetes y Wegovy para la obesidad—. “El principio activo, la semaglutida, es el mismo pero cambian las dosis. Una funciona muy bien para regular la glucosa, y otra, más alta, es la que consigue los efectos sobre la ingesta de comida, el control del apetito y la pérdida de peso. Aunque son mecanismos biológicos superpuestos, son algo distintos; uno funciona más en el páncreas y otro en las zonas del cerebro que regulan el apetito”, explica el investigador. Para seguir con las diferencias, Ozempic se financia en España únicamente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, y por Wegovy, aunque requiere prescripción médica, se paga el precio completo, que oscila entre los 180 euros de las dosis iniciales y los 292 de las dosis de mantenimiento.
A la zona de empaquetado y ensamblaje de Ozempic y Wegovy se entra con zapatos, gorro y batas esterilizados. Una vez dentro, para circular hay que respetar el tráfico de los robots amarillos que transportan las cajas con las célebres plumas azules. De esta zona salen entre 30.000 y 40.000 que se destinarán a Estados Unidos, que, con un 40% de la población adulta obesa, es el mercado más voraz y que más caro paga estos fármacos.
Las cajas con los pen se apilan en palés que transportan los robots hasta la “zona aséptica”. “No organizamos visitas a esa área porque el proceso es complicado y tenemos que proteger la calidad del producto”, anuncian. En esa zona se cargan los cartuchos con “la medicina líquida”, que descansa en unos tanques enormes. La semaglutida se transporta en forma de polvo blanco, seco, y extremadamente frío desde Kalundborg (16.000 habitantes), la población con el PIB más alto de Europa por su culpa.
El mundo clama por Ozempic y Wegovy y estas plantas de producción no paran. Producen, formulan, ensamblan y empaquetan 24 horas los 365 días del año. La sede central de Bagsværd tiene 64.000 empleados y en todo el mundo se han contratado otros 100.000. Según The Economist, el 3% de la fuerza laboral de Dinamarca depende de Novo Nordisk. La compañía ha invertido este año 6.000 millones de euros en cuadruplicar sus zonas de manufactura y comprar nuevas plantas de producción. Aun así, no dan abasto. “Estamos muy ocupados tratando de solucionar los problemas de suministro, y luchando contra las adulteraciones de productos porque queremos que los pacientes puedan confiar en la alta calidad de nuestra molécula”, confirma Camilla Sylvest.
Semaglutida, un compuesto inspirado en la saliva de un lagarto carnívoro llamado monstruo de Gila, es la primera molécula de una nueva generación de fármacos que promete cambiar el mundo. Bloomberg augura un crecimiento del 26% anual a los fármacos agonistas de la GLP-1, la familia de Ozempic, muy por encima del 16% anual que se pronostica para los fármacos oncológicos.
Antes de que llegue la competencia feroz —en China y la India la patente expira en 2026 y vendrán las versiones más baratas—, Novo Nordisk disfruta su momento. Su éxito ha distorsionado la economía danesa hasta el punto de que, entre la primera mitad de 2022 y la primera mitad de 2023, el crecimiento fue del 1,7%. Sin Novo, como la llaman los daneses, muchos analistas creen que el país habría entrado en recesión. La farmacéutica es tan poderosa que ha bajado incluso los precios de las hipotecas. La compañía atrae tantos dólares que el banco danés tuvo que mantener las tasas de interés por debajo de las del Banco Central Europeo para evitar que la corona danesa aumentara exageradamente su valor. Un economista danés lo celebraba con un tuit viral que dio la vuelta al mundo: “Un caluroso saludo a los americanos obesos. Gracias a ellos, mi hipoteca sigue siendo barata”.
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