El peluquero de Lady Di desvela sus recuerdos de la princesa 27 años después: “La gente me pregunta si conservé un mechón”
Richard Dalton trabajó durante una década con Diana de Gales, a quien ayudó a crear algunos de sus ‘looks’ más icónicos y con quien vivió muchos momentos íntimos como su confidente. “Ser el guardián de secretos tan grandes a veces me hacía sentir muy estresado”, reconoce en sus primeras declaraciones sobre esa etapa
En la década de los ochenta, la princesa Diana de Gales, convertida ya en un icono de estilo, tenía acostumbrado al público a una media melena rubia. Pero un día, concretamente el día de la apertura del Parlamento británico de 1984, decidió innovar con un sofisticado moño. Error. Según desveló el biógrafo real Andrew Morton en un documental de 2002, la reina Isabel II se enfadó mucho cuando su nuera hizo su aparición: Lady Di y su nuevo peinado le habían quitado el protagonismo. Richard Dalton, peluquero de confianza de la difunta Diana durante una década y autor de aquel peinado, ha desempolvado por primera vez los recuerdos de aquel día. “El nuevo y glamuroso peinado de Diana apareció en todas las portadas del día siguiente, eclipsando por completo la solemnidad de la ocasión. La princesa aprendió la lección y juró que su cabello nunca más sería el centro de atención y distraería a la gente del trabajo de la realeza”, asegura Dalton, que hasta ahora nunca había hablado de su relación con la princesa. “A partir de ese momento, solo le corté el pelo un cuarto de pulgada como máximo. Como era corto, podía tenerla lista en 15 minutos”, cuenta el peluquero, cuyas declaraciones forman parte del libro It’s All About The Hair: My Decade With Diana [Se trata del cabello: mi década con Diana], escrito por Renae Plant, una de las principales coleccionistas de recuerdos de la princesa.
“Nunca he hablado públicamente, pero Diana murió hace 27 años y yo era parte de su historia”, se excusa Dalton. De su peinado, dice que era “sencillo y favorecedor”. A ella la describe como “hilarantemente divertida, increíblemente glamurosa e incluso más hermosa en la vida real de lo que muestran sus fotografías”. Cuando Diana vivía en el palacio de Kensington, Dalton la peinaba la mayoría de días a las ocho de la mañana. La acompañó en todas las giras reales entre 1983 y 1991, y ayudó a crear algunos de sus looks más icónicos, como los apodados Dynasty Di, The Elvis o The Vera Lynn. “Quiero compartir mis historias para preservar su legado”, anticipa.
Estas historias incluyen a la princesa Diana atándose una majestuosa diadema de esmeraldas con un elástico para bragas o a él lavándole la cabeza en el fregadero de su cocina ―”siempre bromeo con que podría haber vendido ese fregadero de acero inoxidable por una fortuna”―. Pero Dalton también fue testigo de detalles menos amables de la vida privada de Lady Di. “Mi maldito marido ha vuelto a desaparecer”, le contaba a su peluquero, “hecha pedazos”, mientras el entonces príncipe Carlos reavivaba su romance con Camila. “Diana estaba perdidamente enamorada de su marido. La veía día tras día. El amor que sentía por Carlos era genuino. Si Camila se hubiera mantenido alejada después de la boda, las cosas podrían haber sido muy diferentes”, opina.
Lo de la diadema atada con un elástico para bragas tiene su explicación. Sucedió en 1985, durante una gira por Australia. Diana se quemó con el sol y no podía soportar la joya de esmeraldas de la reina María sobre su frente. “Até un extremo del elástico al collar de esmeraldas y lo puse sobre la frente de Diana. Lo coloqué en la parte posterior para que encajara cómodamente sin que se cayera y le peiné el cabello alrededor de él. A Diana le encantó”, rememora Dalton. Empleó el mismo remedio cuando la princesa de Gales empezó a tener dolor de cabeza portando la tiara de nudos de diamantes Lover’s Knot, ahora una de las favoritas de Kate Middleton. “Estábamos en Nueva Zelanda en una cena de Estado. Se quitó la tiara y me la entregó, diciendo: ‘No puedo usarla, me está matando’. Corrí a mi habitación, saqué el elástico de las bragas, me puse la tiara en la cabeza y me la ajusté. Corrí hacia abajo, se lo puse y rápidamente le arreglé el cabello para ocultar el elástico. Nunca más se quejó de que le dolía”, explica el peluquero escocés. “A menudo me pregunto si el elástico de las bragas todavía está allí cuando la princesa Kate la usa”.
Lady Di y Richard Dalton coincidieron por primera vez cuando él era gerente de unos grandes almacenes y ella, que entonces tenía 17 años, acudió con sus hermanas mayores, Lady Sarah y Lady Jane, que trabajaban en la cercana revista Vogue. Sin embargo, su relación laboral y personal no se fraguó hasta después de su boda con el príncipe Carlos en 1981. Después de que el estilista de Diana, Kevin Shanley, la traicionara y vendiera su historia a los tabloides, se le acercó a Dalton y le dijo: “¿Serás mi peluquero a tiempo completo?”. Dalton, que entonces era propietario de un salón de belleza en el lujoso hotel Claridge’s de Londres, acordó venderlo para dedicar todo su tiempo a la princesa.
“La gente me pregunta si conservé un mechón de su cabello. Nunca lo hice. No se me ocurrió. Solo tengo una fotografía de nosotros juntos que alguien tomó cuando salíamos de un avión. Era una época diferente, no había teléfonos móviles”, reconoce hoy. También recuerda que el príncipe Carlos, siempre comprometido con el medio ambiente, prohibió todos los aerosoles en el palacio de Keningston, incluidos los botes de laca que Dalton usaba para peinar a la princesa. “Me preguntaron qué laca para el cabello usaba y dije: ‘Un espray sin aerosol’. Diana pensó que era muy gracioso. Carlos nunca descubrió la verdad”, confiesa.
Con los años, Dalton fue mucho más que un peluquero para Diana, hasta convertirse en su gran confidente. “Toda mujer confía en su peluquero y ella no fue la excepción”, afirma en el libro. “Ser el guardián de secretos tan grandes a veces me hacía sentir muy estresado. Mi trabajo era escucharla, ayudarla a sentirse hermosa y segura y traer un poco del mundo real a su mundo”, cuenta. Juntos vivieron momentos cotidianos como estar viendo la miniserie Dynasty ―”me obligaba a verla si no podía por compromisos laborales y a la mañana siguiente decía: ‘¡Cuéntamelo todo!”―, mientras comían caramelos de frutas y “chocolate blanco Nestlé con trocitos crujientes”. Dalton también presume de haber sido el artífice de los primeros cortes de pelo de los príncipes Guillermo y Enrique: “Les encantaba porque cortarse el pelo significaba más tiempo frente al televisor”.
Entre los recuerdos más escabrosos están las dos veces que escuchó a Carlos gritarle a Diana. Una fue cuando, incitada por Sarah Ferguson, según explica él, se vistió como una policía para colarse en el club nocturno donde el príncipe Andrés estaba celebrando su despedida de soltero. “A Carlos no le hizo gracia. A la mañana siguiente le estaba gritando, gritando de verdad. Ella lloraba y él gritaba: ‘¡Tú eres la princesa de Gales, no haces cosas así!”. La otra es cuando bailó sobre el escenario de la Royal Opera House como sorpresa por el cumpleaños de Carlos. “Ella bailó Uptown Girl de Billy Joel y el público se volvió loco. Pero Carlos estaba furioso”, confirma.
Dalton y Diana emprendieron caminos separados en 1991, cuando él se mudó a Estados Unidos. Ahora reside en Laguna Beach, en California. Es curioso que este nuevo destino le llevase a peinar el cabello de una joven Meghan Markle cuando fue azafata del programa estadounidense Deal Or No Deal, entre 2006 y 2007, una década antes de conocer a su futuro marido, el príncipe Enrique, el hijo pequeño de Diana de Gales y el hoy rey Carlos III. “Era bastante distante”, recuerda Dalton de la que sería la nuera de Lady Di.
Su peinado favorito lo hizo en 1988, durante una gira de Diana y Carlos por Tailandia: “Corrí por el hotel Imperial en Bangkok, cogiendo orquídeas de los arreglos florales para usarlas como accesorios en el cabello de Diana, a juego con su vestido. Se veía absolutamente increíble esa noche. Así la recordaré siempre”.
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