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Alemania recorta las primas a las renovables por su elevado coste

El Gobierno dejará de pagar las subvenciones a instalaciones medianas y grandes a partir de enero cuando los precios de la electricidad sean negativos

Vista aérea de paneles solares y aerogeneradores en los aledaños de Klettwitz (Brandeburgo).
Vista aérea de paneles solares y aerogeneradores en los aledaños de Klettwitz (Brandeburgo).Sean Gallup (Getty Images)
Elena G. Sevillano

Alemania va a recortar y reformar las subvenciones que paga a los productores de energías renovables, en un intento por reducir los crecientes costes para el Estado que supone la rápida expansión de la energía fotovoltaica en el país. El Gobierno dejará de pagar primas a las instalaciones medianas y grandes cuando los precios de la electricidad sean negativos a partir del próximo enero, según ha acordado este miércoles el Consejo de Ministros.

Esta decisión, que según los expertos podría generar incertidumbre sobre futuras inversiones, pretende aligerar la carga que suponen estas subvenciones para el presupuesto federal. Por ahora, la iniciativa es poco más que una frase dentro del proyecto de ley de presupuestos para 2025. “La resolución es la base de un proceso de revisión y aplicación en los ministerios que acaba de comenzar”, explica un portavoz del Ministerio de Economía y Clima alemán.

El Gobierno germano garantiza un precio mínimo a los productores de energías renovables, por lo que tiene que pagar la diferencia cuando la cotización mayorista de la electricidad cae. Los precios negativos se vienen produciendo desde hace muchos años, pero el fenómeno solía limitarse a unas pocas horas al año, principalmente cuando la demanda de electricidad era particularmente baja, como los domingos y los festivos. Sin embargo, la oferta supera cada vez más la demanda y provoca el colapso de los precios en el mercado.

Los expertos creen que en el futuro los precios negativos serán cada vez más habituales por la expansión de las renovables y en particular de la fotovoltaica. De hecho, recientemente se ha batido un récord: del 9 al 16 de mayo se registraron, por primera vez, ocho días consecutivos con precios de la electricidad de cero euros o menos en la mayor economía europea. El récord anterior era de seis días.

20.000 millones hasta finales de año

El Estado alemán ha calculado que pagará hasta 20.000 millones de euros a los operadores eólicos y solares hasta finales de este año, el doble de lo que los operadores de la red habían previsto en octubre, según Bloomberg. La iniciativa de dejar de remunerar la producción con precios negativos parte de los liberales, que forman parte del Gobierno de coalición de Olaf Scholz junto a socialdemócratas y verdes. “Por cada hora con precios de electricidad negativos, el contribuyente paga dos veces, porque el Estado paga por la producción y por el consumo de electricidad”, afirmó al diario económico Handelsblatt Michael Kruse, portavoz de política energética de los liberales.

Las energías renovables son cruciales para alcanzar los objetivos climáticos de Alemania, que pretende que para 2030 representen alrededor del 80% de la producción eléctrica, frente a algo más del 50% actual. El Gobierno ha anunciado también que reformará los pagos mediante la introducción de subvenciones basadas en los costes de inversión en lugar de un precio garantizado para la producción.

Expertos como Claudia Kemfert, especialista en energía del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) alerta sobre el efecto de esta decisión: “No es una buena idea cambiar la promoción de las energías renovables por subvenciones a la inversión, porque crea enormes incertidumbres de inversión y planificación”. Los cambios anunciados “amenazan con ahogar la expansión de las energías renovables, haciendo imposible alcanzar la transición energética y los objetivos climáticos”, señala a preguntas de EL PAÍS.

El Gobierno ya había previsto suprimir gradualmente las subvenciones en caso de precios negativos para 2027, pero las dificultades para cuadrar un presupuesto que respeta el estricto límite al endeudamiento, el conocido como freno de la deuda, han obligado a adelantar la fecha. La decisión no afecta a los hogares.

El Consejo de Ministros aprobó este miércoles el proyecto de presupuestos que contempla un gasto de 480.600 millones de euros de los que 78.000 millones corresponden a inversiones. El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, reconoció durante la presentación en Berlín que las cuentas están ligeramente por debajo del año anterior, pero negó que se trate de “un presupuesto de recortes”. La nueva deuda ascenderá a 43.800 millones de euros, lo que permite cumplir con el freno de la deuda pero se traduce en la reducción de algunas partidas, como la ayuda militar a Ucrania, que se reduce casi a la mitad, de los 7.480 millones de euros de este año a apenas 4.000 en 2025. Lindner aseguró que el apoyo a Ucrania está garantizado gracias a instrumentos europeos y del G-7, en referencia a los activos rusos congelados con cuyos intereses se pagará la ayuda militar a Kiev.

“La situación de precios negativos se debe a la continua falta de flexibilidad del sistema eléctrico”, explica el portavoz del departamento que encabeza el verde Robert Habeck. “El Gobierno alemán está trabajando para aumentar esa flexibilidad a través de diversas medidas” que permitan que la red se adapte “rápidamente a situaciones cambiantes”, añade. Entre las medidas figuran la ampliación de la red para equilibrar la oferta y la demanda en todas las regiones, la instalación de contadores inteligentes en los hogares para controlar y planificar el consumo, o la instalación de sistemas de almacenamiento de electricidad que absorben carga cuando el suministro de electricidad es alto y la liberan de nuevo cuando es necesario, entre otras.

El Gobierno tiene previsto también reducir el umbral a partir del cual los productores de energías renovables puedan comercializar ellos mismas su electricidad en tres fases anuales, a partir del 1 de enero de 2025, según se lee en la resolución aprobada este miércoles.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.
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