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Adiós a las fotos ‘sexys’ en redes: la desesperación por llamar la atención busca nuevos caminos

Las denominadas ‘thirst traps’ son las fotografías que los usuarios suben a las redes sociales para elevar la libido digital, pero su influencia está en decadencia. Hablamos con asesores de contenido digital para entender hacia donde van las nuevas tendencias

Thirst trap
Según los expertos en contenido digital, la era de las fotos 'sexys' está llegando a su fin.Me 3645 Studio (Getty Images)

Lo hemos visto este verano. En cuanto subieron las temperaturas, la cantidad de ropa presente en las redes sociales se desplomó. Figuras como Mario Casas y Ester Expósito comparten con sus seguidores imágenes destinadas a capturar la atención de los medios y a despertar la pasión de sus fans, pasando de las fotografías de libros acompañados de humeantes cafés a los músculos, al aceite corporal y a la piel. Las thirst traps, por definición, son “las imágenes que alguien sube a sus redes sociales para atraer atención o generar interés sexual”, como define el diccionario de Cambridge, pero hay personas que por su fisonomía podrían subir imágenes mucho menos sugerentes y sin embargo, despertar el mismo interés.

Es el caso de Sydney Sweeney no necesita recurrir a estos métodos para que internet suspire ante su fisionomía, y tan consciente es de ello que durante sus vacaciones, subió a sus redes unas sensuales imágenes en las que posaba en un traje de baño de neopreno acompañadas de una frase: “Creo que lo llamáis thirst trap”. Lo curioso es que mientras que hace años este tipo de fotografías eran muy habituales entre las celebridades, ahora han perdido su poder. Un buen ejemplo de ello es el hecho de que una de las maestras de estas publicaciones, Ariana Grande, posa ahora mucho más natural en su perfil, apostando por una actitud que bien encajaría con el omnipresente very demure que viene a ser lo contrario a tener el síndrome del protagonista, es decir, una actitud que aboga por el recato.

“Las thirst traps han muerto”, asegura Hazi Adamu, estratega de redes sociales, al medio digital Refinery29. “Cuando ahora te topas con alguna de estas fotos en las redes, se trata de alguno de esos tipos vergonzosos que cocinan o hacen cualquier cosa sus amigos sin camiseta. ¡Es horrible!”, dice. Uno de sus cometidos es ayudar a las celebridades a garantizar que su contenido atraiga a la audiencia adecuada, y asegura que para hacerlo, les recomienda “subir como máximo una thirst trap a la semana” para no parecer demasiado desesperadas por llamar la atención. Explica que aunque en el contenido ajeno a esta tipología sigue habiendo elementos que buscan apelar a la lascivia de las redes, estos son mucho más sutiles. “Son vídeos improvisados en los que no miran a la cámara. En realidad no están haciendo nada, y me doy cuenta de que la gente lo encuentra más sexy que cuando es demasiado evidente”, explica.

Pedro Rojas, consultor en The Plan Company, está de acuerdo. “Hoy en día, el enfoque se ha desplazado hacia una estética que parece más natural y espontánea. Las imágenes o vídeos que parecen capturadas en momentos cotidianos o sin mucha preparación tienden a resonar más con las audiencias actuales, que valoran la autenticidad. Sin embargo, aunque estas fotos puedan parecer casuales, a menudo están cuidadosamente planificadas y curadas para mantener ese equilibrio entre lo sexy y lo “natural” y eso lo están detectando sus seguidores con lo que han dejado de gustar. Es un juego de percepción, donde el objetivo sigue siendo capturar la atención, pero sin conseguirlo en la mayoría de los casos”.

Tras más de un año asesorando a figuras “más o menos famosas” sobre este aspecto, comenta que pese a que les recomienda no hacer este tipo de publicaciones, les cuesta mucho entenderlo. “Una de mis reglas en asesorías a famosos es esta: ‘Las publicaciones en tus redes sociales no son para ti, son para tu público objetivo’. Lo que quiere decir, que no les tiene que gustar lo que publican, sino que tiene que gustarle a quien quieren que le guste. Si una chica sale en poses sensuales, puede que atraiga a muchos hombres que quieren consumir ese tipo de fotos, pero no podrá vender bañadores de mujer, porque no tendrá a muchas mujeres entre sus seguidores. La gente está cansada del ‘thirst trap’, que no es más que postureo pseudosexual”, asegura el creador digital.

Como explica en un artículo de Buzzfeed llamado We’re In The Age Of The Intimacy Trap (Estamos en la era de la trampa de la intimidad) la periodista Steffi Cao, la Generación Z focaliza su atención en la intimidad, por lo que tiene sentido que sus thirst traps ya no respondan a sus intereses. “La atención se centra realmente en los vibes, en la idea de una experiencia o de una relación compartida, en lugar de importar ya tanto el atractivo de quien sube una foto”, asegura. “Si realmente quiero atraer la atención de un hombre, publicaré una foto en el sofá viendo la Fórmula Uno de fondo, porque eso hace que sea diferente. Todas tenemos culo y tetas”, asegura una ex empleada del medio, Katrina Nguyen, en el artículo.

El poder de la seducción

En la era de la validación externa, es innegable que cualquier thirst trap encierra un gesto de vanidad, pero ante la nueva sensibilidad que caracteriza a las redes sociales, quien suba esta tipo de contenido ha de asegurarse de que hacerlo de forma que se alinee con su identidad digital y con los valores que desea proyectar. “Una foto sexy puede ser bien recibida si parece orientada a algo auténtico y coherente con el perfil del usuario, pero puede resultar discordante si parece fuera de lugar o forzada. Las thirst traps ya se perciben como excesivamente egocéntricas o repetitivas, y por eso se han vuelto molestas o incluso contraproducentes”, explica Pedro Rojas.

Comenta que los usuarios de redes sociales, especialmente en plataformas como Instagram o TikTok, son muy sensibles a las señales de autenticidad, por lo que son conscientes cuando alguien está publicando constantemente fotos de ese tipo para lograr validación o alimentar su ego. Eso es lo que está generando, señala, reacciones negativas. “Hay una delgada línea entre lo que se considera provocativo y lo que se percibe como inapropiado o cercano a contenidos de plataformas como OnlyFans. Cuando se cruzan estos límites, algunos seguidores pueden sentirse incómodos o desmotivados a seguir esa cuenta, especialmente si no era lo que esperaban de ese perfil en particular. En resumen, el éxito de las thirst traps depende mucho del contexto, la moderación y la percepción de autenticidad. Lo importante es recordar que estas publicaciones cada vez tienen menos éxito”, advierte.

Cuando figuras populares se alejan de las imágenes imantadas de sensualidad, otras como Iggy Azalea suben la apuesta y no sólo continúan subiendo a sus redes fotografías realmente sensuales y provocativas en las que la ropa escasea, sino que consideran que contar con una cuenta en OnlyFans es una forma de reapropiarse de su trabajo. “La gente ha ganado mucho dinero con mi cuerpo, y yo he ganado bastante poco con él en comparación. Soy la dueña de mi trabajo y de mis ideas, pero me han convertido casi en un objeto sin que yo me beneficie de ello, y por eso me he rebelado. Me gustan mis pechos, lo siento. Son falsos, preciosos y me encantan”, explicó a Emily Ratajkowski en su podcast, High Low, al explicar a la modelo por qué decidió abrir un perfil en la plataforma de contenido de pago adulto.

“Que coman pasteles”, dijo Maria Antonieta, y al parecer, si ahora las redes sociales no tienen hambre, sino sed, son muchas figuras las que piensan que aunque los expertos no recomienden subir demasiado contenido sensual, no les importa seguir haciendo de la sensualidad una fuente de la que lucrarse al tiempo que los usuarios sacian su sed.

Cuando la thirst trap dificulta las relaciones

Subir este tipo de imágenes teniendo pareja es un aspecto delicado. Así lo demuestra Lauren The Dadvocate, que ayuda a sus seguidores a tener relaciones más saludables y que ha hecho una encuesta entre 10.000 hombres para saber qué opinan de que suben este tipo de contenido. “Por supuesto, lo valoran de forma diferente cuando la mujer publica estas fotos estando soltera y cuando está saliendo con alguien. Los hombres se molestan más cuando su chica sube estas fotos que si da unn ‘me gusta’ a la fotografía de otro hombre. Todo se reduce a una estrategia de apareamiento casi biológica y al perseguidor versus el perseguido. Sin embargo, las mujeres se ofenden más cuando a los hombres les gustan las fotos de una mujer, porque se preguntan por qué están siguiendo a otra persona. Ellos, en cambio, se ofenden más cuando las mujeres publican la foto, porque se preguntan por qué están tratando de ser buscadas y aplaudidas”, explica. No olvidemos que el actor Jonah Hill se vio envuelto en la controversia cuando su ex pareja, la modelo e instructora de surf Sarah Brady, subió a sus redes una serie de mensajes amenazantes en la que Hill le echaba en cara, entre otras cosas, simplemente subir fotos en bañador en su perfil de Instagram.

Lucía Jiménez, psicosexóloga colaboradora de Diversual, comenta que la gente muestra a través de las redes tanto quién es como quién le gustaría ser. Al sustentarse las redes en la necesidad de refuerzo positivo, cada like hace al cerebro producir dopamina. Por ello, recomienda a la gente plantearse si la pareja sube determinada imagen porque tiene necesidad de atención y afecto, o si ese contenido va dirigido a alguien.

“Si la relación es monógama, relacionarse de forma íntima con otras personas puede ser una línea roja que no se debe cruzar. Si alguien duda si su pareja tiene intenciones hacia alguien más, lo mejor es afrontar la situación de forma directa y hablar. Si lo que la pareja busca es sentirse deseada, esa necesidad puede venir de una carencia en la propia relación, en la que tal vez la rutina y la costumbre han borrado los juegos de seducción y las iniciativas espontáneas que suelen estar presentes al inicio de la relación. Dar por hecho al otro o a la otra hace que dejemos de conquistar de forma activa”, advierte, indicando así que estas fotografías pueden ser toda una llamada de socorro a la pareja.

Recomienda contemplar también la posibilidad de que la pareja desee recibir atención fuera del seno de la relación. “A veces necesitamos sentir que aún podemos seducir y resultar atractivas para el resto del mundo. Lo cual no significa nada. Ni que queramos estar con más gente, ni que estemos insatisfechas en la relación. Simplemente, somos individuos complejos que buscan reafirmar nuestra identidad. Lo que hemos entonces de preguntarnos es si seríamos capaces de convivir con la idea de que para nuestra pareja sea positivo recibir halagos de alguien que no seamos nosotros”, asegura.

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